¿Cuántas veces te ha entrado un sueño enorme después de comer? La más conocida es, sin duda, la modorra de los domingos después de comer, que suele ir acompañada de una siestecita muy regeneradora en el sofá.
Sin embargo, esta repentina somnolencia posprandial puede aparecer al terminar la pausa del almuerzo en la oficina, tal vez justo antes de esa reunión importante, o bien nos pilla conduciendo cuando nos faltan aún 2 horas para llegar a nuestro destino.
En estos casos no podemos dejarnos llevar por el dulce abrazo de Morfeo; entonces, ¿qué hacemos para evitarlo? ¿Y cuáles son las causas de esa sensación de sueño después de comer?
Sueño después de comer: ¿Cuáles son las causas?
Las causas del sueño después de comer pueden ser muy variadas y algunas generan todavía dudas.
- Un motivo podría ser de carácter evolutivo. Nuestros antepasados más remotos tenían que cazar para poder comer, por lo que era fundamental que estuvieran activos antes de almorzar, pero después, ya saciados, el organismo podía concederse un más que merecido descanso. Por lo tanto, podría ser posible que nosotros, a pesar de que ya no necesitamos cazar para comer, hayamos mantenido este mecanismo primitivo. Esta teoría explicaría también por qué el sueño después de comer afecta a todos los seres vivos, no solo a los humanos, sino también a otros animales e insectos.
- Otra causa podría ser circulatoria, ya que la digestión y la absorción de nutrientes sustraen la sangre de órganos como el cerebro o los músculos y la dirigen al estómago y al intestino. Por lo tanto, dormir después de comer sería algo fisiológico, pues la sangre puede concentrarse en el tubo digestivo sin que otras partes del cuerpo la reclamen para otras actividades.
- Otra posible causa es el aumento de la insulina. Esta hormona, que se libera al aumentar la glucosa en sangre después de comer, actúa a nivel central y causa, precisamente, somnolencia.
- Otra teoría se basa en la producción de melatonina, la hormona del sueño, que se vería favorecida o reducida en función de la composición de la comida. Los alimentos ricos en triptófano (huevo y carne) y los que aumentan la serotonina (cereales) son los que favorecen la producción de melatonina. De hecho, a partir de estas dos moléculas se sintetiza la melatonina.
Cada una de estas teorías puede aplicarse tanto al almuerzo como a la cena, es más, fisiológicamente debería entrarnos más sueño después de cenar, porque también contribuyen a generar somnolencia el ritmo circadiano y el cansancio del día entero. Sin embargo, a algunas personas les ocurre justo lo contrario: se abandonarían a un profundo sueño después del almuerzo, pero por la noche no consiguen quedarse dormidas.
Esto puede depender de varios factores, como la mala calidad del sueño (no duermo bien por la noche, tengo mucho sueño durante el día, tomo mucho café, por la noche no consigo dormir), que se debe a su vez a la ansiedad, el estrés, un estilo de vida incorrecto o una alimentación inadecuada.
Hidratos de carbono y somnolencia: ¿Qué ocurre en el intestino?
Independientemente de cuál sea la teoría correcta que explica el sueño después de comer, parece obvio que la alimentación y el aparato gastrointestinal desempeñan un papel fundamental.
En particular, la correlación entre hidratos de carbono y sueño es muy evidente, hasta el punto de que quienes tienen problemas para conciliar el sueño querrían comer hidratos de carbono en la cena, pero no lo hacen porque creen que los hidratos engordan de noche.
Vamos a empezar aclarando que no hay una franja horaria en la cual los hidratos de carbono engorden y otra franja en la que sean «inofensivos». Al igual que el resto de nutrientes, hay que consumirlos en las cantidades adecuadas en función del estilo de vida y del estado de salud de cada persona.
Precisamente por eso, no pasa nada si se ingiere un plato glucídico por la noche (siempre que esté bien estructurado y sea equilibrado); es más, es una forma perfecta de favorecer el descanso nocturno. Sentir sueño después de comer hidratos de carbono es normal debido a la respuesta de la insulina y a su capacidad para aumentar la serotonina (precursor de la melatonina).
Podemos aprovechar este dato a nuestro favor optando por un almuerzo más proteico y dejando los hidratos para la cena. De esta forma, estaremos más activos durante el día y más relajados por la noche.
Evidentemente, esto no quiere decir que por la noche haya que comer cantidades exageradas de cualquier tipo de hidrato de carbono con tal de dormir. Una opción que nunca falla son los hidratos integrales, que podemos combinar con una buena ración de fibra y dosificar en función de nuestro estilo de vida.

Dificultades digestivas y otros síntomas relacionados con el sueño después de comer
Si bien el sueño después de comer lo experimentan todos los seres vivos, afecta especialmente a algunos grupos de población. Por ejemplo, las personas que tienen dispepsia, problemas hepáticos y resistencia a la insulina.
La dispepsia, o las dificultades digestivas, se manifiesta con una molesta sensación de pesadez en la parte alta del estómago. En este caso, la comida permanece más tiempo de lo normal en el estómago, la digestión es más larga, la comida tardará más en llegar al intestino y, por lo tanto, se retrasará también la absorción de nutrientes.
Así pues, si nos remitimos a la teoría circulatoria, el aparato gastrointestinal atraerá una mayor cantidad de sangre durante más tiempo, por lo que lo sustrae a los demás órganos e induce en todo el organismo un estado de relajación.
Esto también puede ocurrir en personas que no padecen dispepsia, puede que después de tomar una comida más abundante o pesada; no obstante, en las personas que presentan este trastorno, la digestión se ve ralentizada incluso después de comidas muy ligeras y, por lo tanto, la somnolencia podría aparecer con mayor facilidad y frecuencia.

Pasa algo parecido en personas con problemas hepáticos, como la esteatosis hepática u otras alteraciones, que provocan que el hígado tenga dificultades para producir los ácidos biliares (moléculas fundamentales para digerir las grasas).
El hígado es un órgano que desempeña, entre otras funciones, un importante papel en el proceso digestivo. Cuando no funciona bien, este proceso se vuelve más lento y dificultoso y viene acompañado de varias consecuencias: mal aliento, dolor de cabeza, impurezas en la piel y, cómo no, sueño después de comer.
Otro caso diferente es cuando el paciente presenta insulinorresistencia. En este caso, tras tomar una comida glucídica (rica en azúcares), se produce insulina para bajar la glucemia, pero las células del organismo no se dan cuenta. La glucemia será siendo elevada y, por tanto, también la concentración de insulina.
Según la primera teoría de la que hemos hablado, esta hormona causaría somnolencia a nivel central, sobre todo si su concentración es más alta de lo normal (hiperinsulinemia), como ocurre con la insulinorresistencia.
De nuevo, se trata de una condición que puede presentarse también en pacientes sanos tras ingerir una comida demasiado rica en hidratos de carbono; no obstante, en personas con insulinorresistencia puede darse con más facilidad, de hecho, el excesivo y frecuente sueño después de comer podría ser una señal de alarma.
«Me entra sueño después de comer»: ¿Qué puedes hacer?
Ahora que conocemos las posibles causas y los mecanismos que regulan el sueño después de comer, sabemos también qué podemos hacer para combatirlo.
Te recomendamos 5 buenos hábitos para frenar el sueño después de comer:
- Tomar comidas ligeras y sencillas a base de proteínas magras, limitando los hidratos de carbono (que, en todo caso, deberían ser integrales) y aumentando la fibra, que ralentiza la absorción de los azúcares.
- Evitar los condimentos pesados ricos en ácidos grasos saturados y sal, y optar en su lugar por el aceite de oliva virgen extra y las especias, como el pimentón o el jengibre, que favorecen la digestión.
- Beber mucha agua y bebidas calientes, que favorecen el vaciado gástrico.
- Evitar las bebidas alcohólicas.
- Dar un paseo (aunque sea breve) después de comer para reactivarse.
Como ya hemos dicho, tener sueño después de comer es algo que puede afectarnos a todos, sobre todo los días en los que nos pasamos más comiendo; no obstante, si sucede a menudo, puede ser útil informar al médico para hacer análisis más detallados.