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Estreñimiento: ¿existen remedios naturales eficaces?

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Ya sea durante un viaje de vacaciones, en un periodo de estrés o como consecuencia de un cambio de hábitos, todos nosotros hemos sufrido, al menos una vez en la vida, un episodio de estreñimiento.

Esa necesidad no satisfecha de evacuar, la obligación de hacer fuerza o la sensación de pesadez parecen condiciones irrelevantes que, en realidad, pueden afectar mucho a la calidad de vida. Y esto es aún más preocupante cuando no es un simple trastorno ocasional, sino crónico.

¿Qué es exactamente el estreñimiento? ¿Con qué frecuencia deberíamos ir al baño para no considerar que estamos estreñidos? ¿Existe alguna dieta contra el estreñimiento? ¿Hay remedios naturales para el estreñimiento?

¿Estreñimiento o constipado intestinal?

El estreñimiento se denomina también constipado intestinal, por lo que no hay ninguna diferencia entre ambos términos.

Según el Istituto Superiore di Sanità (el Instituto Nacional de Salud de Italia), consiste «en la dificultad para expulsar las heces o en una frecuencia de evacuación de las heces inferior a tres veces por semana. El estreñimiento puede manifestarse durante periodos breves (estreñimiento ocasional) o temporadas más largas (estreñimiento crónico)». Para considerarnos regulares, habría que evacuar al menos una vez al día, pero no te preocupes si no es tu caso.

El tránsito intestinal, es decir, el recorrido que hace la comida desde la boca al ano, es diferente en cada persona. Para algunas, es fisiológico evacuar en días alternos, mientras que para otras es normal hacerlo incluso más de una vez al día (sin que haya diarrea de por medio). ¡El secreto es escuchar al cuerpo! Si no evacúas y notas síntomas típicos del estreñimiento que te impiden estar bien, puede que haya que buscar un remedio.

Los síntomas del estreñimiento: ¿cómo sé si los sufro?

Evidentemente, el primer síntoma de estreñimiento es la frecuencia reducida de evacuación (menos de tres veces por semana), pero la consistencia también es importante. Las personas que van al baño todos los días pero producen heces secas y duras también pueden considerarse estreñidas.

Otras señales de alarma son la sensación de no haber terminado de evacuar, la sensación de obstrucción o tener que hacer esfuerzos prolongados.

Mujer sosteniendo sus manos sobre su vientre

¿Por qué sufro de estreñimiento?

Las causas del estreñimiento son muy variadas. En primer lugar, tenemos que distinguir el estreñimiento crónico del ocasional. De hecho, existen personas con un tránsito intestinal regular, pero que presentan dificultades en algunas situaciones.

Por ejemplo, puede ocurrir durante un viaje, en el embarazo, después de una intervención quirúrgica o en un período de inmovilidad forzada. En cambio, las causas del estreñimiento crónico pueden ser:

  • Dieta baja en fibra
  • Tendencia a beber poca agua
  • Sedentarismo
  • Estrés
  • Terapias farmacológicas crónicas (ansiolíticos, antidepresivos, medicamentos para el párkinson, etc.)
  • Patologías

El estreñimiento es un problema muy común que se puede presentar a cualquier edad: en niños, adultos o ancianos.

De hecho, los más pequeños pueden tener problemas de estreñimiento durante el destete (al pasar a la alimentación sólida), en el proceso de aprendizaje del uso del orinal o bien al empezar el colegio. En todos estos casos puede instaurarse un círculo vicioso que se retroalimenta del dolor y la dificultad para evacuar.

En adultos también puede haber muchas causas, pero vamos a poner un ejemplo muy habitual: las mujeres embarazadas. El estreñimiento en el embarazo se presenta como una consecuencia directa de los cambios hormonales típicos de esta fase de la vida.

Por último, en los ancianos, los motivos del estreñimiento suelen ser la hidratación insuficiente, el sedentarismo o la escasa capacidad de movimiento.

¿Qué patologías pueden estar correlacionadas con el estreñimiento?

El estreñimiento también puede ser secundario a patologías concretas. Una de ellas es, sin duda, el síndrome del intestino irritable (IBS), pero también la diverticulitis o el cáncer colorrectal.

En estos casos, el estreñimiento es un síntoma de esas enfermedades. Por eso no conviene restarle importancia, sobre todo si es crónica. Igualmente, se recomienda prestar atención al color de las heces: si son demasiado oscuras o ves sangre en ellas, consulta con tu médico.

Hemorroides y estreñimiento: el estreñimiento también puede estar estrechamente relacionado con otras condiciones, como el síndrome hemorroidal. Estos problemas pueden ser el uno la causa del otro: un esfuerzo excesivo durante la defecación, el paso de heces deshidratadas y su estancamiento en el recto pueden causar la inflamación de las hemorroides (las venas que se encuentran en el ano).

Al inflamarse, pueden hincharse hasta sobresalir por el ano, causar dolor y sangrado. Padecer fisuras anales o trastornos hemorroidales es otra condición que puede favorecer el estreñimiento, ya que pueden provocar la retención de las heces en el recto (para evitar la sensación dolorosa).

l estreñimiento también puede producir una molesta sensación de hinchazón abdominal debido a la permanencia del contenido fecal en el intestino y a la fermentación impulsada por la microbiota intestinal , responsable a su vez de la formación excesiva de gases.

Constipación intestinal: ¿cómo prevenir el estreñimiento?

Por todos estos motivos, es conveniente que cada uno conozca y respete su regularidad intestinal. Para favorecer el tránsito intestinal y evitar que se produzca un estado de estreñimiento, en primer lugar hay que modificar el estilo de vida.

Así pues, ¿qué debemos hacer y qué debemos comer para ir al baño? Aquí tenemos la respuesta:

  • Comer alimentos ricos en fibra (como legumbres, cereales integrales, verduras o fruta)
  • Consumir alimentos ricos en fermentos lácticos (como yogur y kéfir)
  • Beber mucha agua
  • Tomar bebidas calientes
  • Hacer actividad física moderada, pero con regularidad (aunque sea caminar)
  • Hacer las comidas de forma regular (¡y sin saltárselas!)
  • Dedicar tiempo al intestino
Variedad de alimentos ricos en fibra como verduras, cereales integrales, legumbres y semillas en una mesa de madera

Laxantes: ¿y tú, cuál usas?

Uno de los remedios más populares para el estreñimiento son, sin duda alguna, los laxantes. Hay varios tipos:

  • Lubricantes: recubren las paredes del intestino y favorecen el tránsito de las heces;
  • Osmóticos: atraen el agua a las heces y las ablandan, por lo que son más fáciles de expulsar;
  • Estimulantes: favorecen el tránsito de la comida en el intestino y la expulsión de las heces por el recto con diferentes mecanismos; por ejemplo, estimulan el movimiento de los músculos intestinales y la hidratación de las heces.

Los dos primeros tipos se recomiendan principalmente a personas que notan el estímulo pero no consiguen defecar, mientras que la última categoría está pensada para quienes ni siquiera sienten la necesidad de defecar durante días. 

Se pueden tomar por vía oral o bien se presentan también en formato supositorio o microenema. Si bien los laxantes son una solución eficaz y rápida para el estreñimiento, hay que meditar bien cuáles se eligen y no abusar de ellos.

El uso prolongado y frecuente de laxantes, sobre todo si son sintéticos, puede provocar diarrea, desequilibrios electrolíticos, irritación y deshidratación de la pared intestinal. Precisamente por esta razón, se recomienda optar por laxantes naturales que respeten nuestro organismo y nuestro intestino.

Laxantes naturales: ¿cuáles elegir?

Cuando hablamos de laxantes naturales, habría que pensar en primer lugar en los que ponemos en la mesa. Como ya hemos dicho antes, los alimentos que combaten el estreñimiento son las legumbres, las verduras, las frutas y los cereales integrales.

Si la alimentación no es suficiente, existen otros remedios naturales contra el estreñimiento: sustancias concentradas en complementos alimenticios o productos sanitarios con efecto laxante. Vamos a ver algunas.

laxantes naturales
    • Cassia: es una sustancia vegetal que contiene moléculas denominadas glucósidos antraquinónicos, que favorecen la contracción de la musculatura del colon, por lo que acaban facilitando el tránsito de las heces hacia el exterior. Además, al atraer agua del intestino aumentan el volumen y la blandura de las heces, que se expulsan con mayor facilidad. 
    • Achicoria: esta planta también favorece el tránsito intestinal, sobre todo gracias a las «lactonas sesquiterpénicas», moléculas que estimulan la producción de jugos gástricos en el estómago y la secreción de bilis en el hígado. Estas sustancias actúan en sinergia con la inulina, una fibra soluble presente también en la achicoria y que tiene acción prebiótica (es decir, «nutre» la microbiota intestinal) y beneficiosa en el tránsito intestinal.
    • Malva: rica en mucílagos y con grandes propiedades lenitivas y laxantes. Las moléculas que contiene esta planta atraen el agua, por lo que contribuyen a hidratar y ablandar las heces que, al aumentar de volumen, se expulsan con mayor facilidad.
    • Ciruelas secas: ricas en fibras solubles y no solubles (gracias a las cuales ejercen un efecto prebiótico), contienen también azúcares y moléculas como el sorbitol y el ácido clorogénico. Gracias a su composición, retienen el agua en el colon, facilitan la hidratación de las heces y favorecen el tránsito intestinal.
    • Llantén de la India: sus semillas se usan habitualmente para contrarrestar el estreñimiento gracias a su revestimiento especialmente rico en mucílagos. Estos, al llegar al intestino, absorben el agua y se inflan: de esta forma el volumen del contenido intestinal aumenta, lo cual facilita el tránsito y favorece la regularidad.
    • Miel: el uso de enemas de miel como laxantes se remonta a tiempos muy antiguos. Los azúcares y las sales minerales de la miel ejercen una acción osmótica equilibrada (atraen el agua, pero sin secar la mucosa intestinal), mientras que las melanoidinas desempeñan una actividad antioxidante esencial.

 

Como hemos visto, prevenir y combatir el el estreñimiento es posible. Sin duda, hay que prestar atención principalmente a la dieta y al ejercicio físico, aunque en estos casos las sustancias naturales también pueden ser una ayuda útil para intervenir y respetar nuestro intestino y todo el organismo.

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